NO ERES UN NUMERO
A veces se te olvida.
Te lo recuerdan los horarios, los contratos, los formularios, los turnos.
Te hacen creer que eres un número más.
Una pieza útil, funcional, predecible.
Pero no.
No eres un número.
Eres una tormenta contenida.
Una melodía que aún no ha sonado del todo.
Una chispa que, si se enciende, puede incendiar la apatía del mundo.
No naciste para estar quieto, para coleccionar días sin alma, para encajar en vitrinas de lo que "se espera de ti".
Naciste para moverte.
Para sudar sueños.
Para tocar la vida con las manos sucias de vivir.
Muévete, aunque no sepas a dónde.
Camina. Baila. Cae. Levántate con más risa que miedo.
¡Expándete!
No como quien quiere destacar, sino como quien ya no puede contenerse.
Haz espacio dentro de ti para lo que eres y lo que puedes ser.
Y sonríe.
No por educación, ni por quedar bien.
Sonríe como quien se reencuentra.
Como quien recuerda, de golpe, que está vivo.
No te quedes como una pieza de colección
No te pongas polvo encima.
No esperes permiso.
Haz algo.